sábado, 25 de junio de 2016

Un rotundo fracaso


Después de tanto esfuerzo, no merece la pena. El titular de esta entrada parecería el de la crónica del próximo lunes sobre los resultados de alguna formación política de las que concurren mañana a las elecciones. Me siento como esas madres —iba a escribir padres; pero buena gana— que se desloman en la cocina para que todo esté dispuesto en la cena a la que acuden los agasajados después de horas de cañas y sin ganas de llevarse nada a la boca. Si acaso, con ganas de llevar todo de la boca a la nada de cualquier desagüe. Es verdad, y siento decirlo. No merece la pena tanto esfuerzo en llamar a gente muy ocupada, en reservar habitaciones de hotel y cuadrar gastos que repercutirán en las arcas públicas —en este caso, en las de la Junta de Extremadura, su Secretaría General de Cultura y la Fundación Extremeña de la Cultura—, si el resultado de un curso de verano sobre el teatro de Cervantes y su pervivencia en la actualidad solo va a ser disfrutado —porque se trata de disfrutar— por seis personas. Bien digo, seis estudiantes universitarios matriculados en una actividad que se celebra en un lugar suficientemente amplio —aforo de ochenta sillas— para que pueda asistir cualquier alumno no matriculado o cualquier ciudadano con interés por la cultura, el teatro, la literatura... No sé si será que la extensión universitaria no funciona y que la gente para la que trabajamos cree que la Universidad es un «nido de Numancia» (jornada I, verso 116) inexpugnable. No hay razón en un curso que desde su origen —en junio de 2008— está vinculado al Festival de Teatro Clásico de Cáceres y a sus actividades, como bien se avisaba ayer en el diario Hoy, donde, al lado, en página impar, María José Agudo escribía una noticia impecablemente escrita. Dicen que son malas fechas, que los estudiantes están de exámenes y terminando y preparando las defensas de sus trabajos fin de grado y fin de máster, y eso puede ser excusa para no seguir un curso completo que dura tres jornadas de mañana y de tarde; pero no para no encontrar un descanso y escuchar una conferencia de expertos en el teatro cervantino como Antonio Rey Hazas o Luis Gómez Canseco. O para regocijarse con la audición demostrativa de un trabajo tan complejo y tan sublime como El Quijote del Siglo XXI, una producción de Radio Nacional de España que —estoy seguro— habría entusiasmado a cualquier público. O para emocionarse con la lectura dramatizada con la que Ainhoa Amestoy cerró su conferencia. Porque este curso, además, combina divulgación y erudición, especialidad y transversalidad, palabra escrita y palabra representada. Muy pocos alumnos, algún entusiasta incondicional, los participantes invitados; pero ningún profesor de literatura de esta ciudad y nadie que se atreva a reclamar como suya cualquier actividad organizada por la única universidad pública que tenemos en esta reserva abierta al mundo. El director debe asumir su fracaso, no haber logrado despertar el interés de un curso tan estimable. Por eso escribo. Y lo siento.

lunes, 20 de junio de 2016

El teatro de Cervantes


Hasta el mismo día de inicio del curso de verano de la UEX «Lecciones de teatro clásico», que este año cumple su quinta edición, pueden inscribirse los interesados. Y todos los que quieran asistir, aunque no estén matriculados, pueden hacerlo hasta completar el aforo del espléndido salón de actos que el Palacio de la Generala tiene en su última planta (Plaza de Caldereros. Ciudad Monumental de Cáceres). «El teatro de Cervantes y Cervantes en el teatro» es el título de esta edición de 2016. Comienza a las 9:30 del miércoles 22 y termina por la tarde del viernes 24. Podremos escuchar a especialistas en Miguel de Cervantes y en su teatro como Antonio Rey Hazas (Universidad Autónoma de Madrid), que abre el curso, como Miguel Ángel Teijeiro (Universidad de Extremadura), Luis Gómez Canseco (Universidad de Huelva), Adrián J. Sáez (Universidad de Neuchâtel) o Ignacio García Aguilar (Universidad de Córdoba); a escritores que han adaptado piezas cervantinas como Luis Alberto de Cuenca, Alicia Mariño o Inma Chacón; a directores como Juan Carlos Pérez de la Fuente, Emilio del Valle, Ainhoa Amestoy o Isidro Timón. Habrá también una mesa redonda sobre Cervantes en el teatro contemporáneo y un fin de fiesta con una muestra del Quijote del siglo XXI de Radio Nacional de España, recientemente galardonado con un premio para el programa El ojo crítico que lo emitió, en la que participarán tres de sus artífices: Ignacio Elguero, Benigno Moreno y Emilio Pascual. La Fundación Extremeña de la Cultura patrocina este curso, el primero de esta decimoséptima edición de los Cursos de Verano Internacionales de la Universidad de Extremadura.

sábado, 18 de junio de 2016

Diarios de Jaime Gil de Biedma


Ha sido una de las lecturas relevantes de este curso que va terminando —queda solo más de un mes. Mis alumnos de «Textos de la literatura española contemporánea» leen la poesía de Jaime Gil de Biedma, la mayoría por la antología Volver, que preparó para la colección Letras Hispánicas de Cátedra en 1989 Dionisio Cañas, a quien tuvimos la suerte de tener en clase el pasado abril, cuando terminaron las clases —véase foto abajo. Al salir en noviembre la nueva edición de los Diarios del escritor barcelonés (Jaime Gil de Biedma, Diarios 1956-1985. Edición de Andreu Jaume. Barcelona, Lumen. Penguin Random House Grupo Editorial, 2015), no pude compartirla; pues las clases de mi asignatura, de segundo cuatrimestre, comenzaban el lunes 1 de febrero. Pero ese mismo día, en la presentación, ya hablé de la publicación de los Diarios de uno de los autores que nos iban a ocupar en las próximas semanas, y ya por entonces en mi ejemplar del libro, anotado y marcado con banderitas adhesivas («Miércoles 17 [1960]: visitamos Plasencia. Salida después del almuerzo. Avería cerca de Cáceres. Tarde y noche en Cáceres», pág. 420), estaban encartados los recortes del periódico de la reseña de José-Carlos Mainer en Babelia (7-12-2015) y de «Un poeta en la charca de la memoria», de Manuel Vicent (28-12-2015), un contundente recuerdo del autor de Moralidades. Este libro, precisamente, publicado en México por Joaquín Mortiz en 1966, ocupa buena parte de las aportaciones de esta edición en relación con el Diario de un artista seriamente enfermo (1974) o el Retrato del artista en 1956 (1991), y es uno de los protagonistas de la novedad de esta edición. Impagables doscientas páginas y pico sobre cómo fue formándose aquella obra. Así que —pensaba yo el primer día de clase—, cuando insista en el cuidado formal —«tratar con el idioma / como si fuera mágico» y «en renglones contados»— de la poesía de Gil de Biedma y me toque explicar «Apología y petición» o «Pandémica y Celeste», hablaré de estas partes de su diario que se me antojan un taller de escritura, o cosa parecida. Dedico esta primera entrada sobre los Diarios de Gil de Biedma —«que escandalizaron a tantos y en tantos provocaron una insana efusión de beatería», Mainer dixit—  a mis alumnos de la promoción 2012-2016 de Filología Hispánica que se han graduado hoy.